Sostenibilidad, tecnología e innovación post Covid-19
Daniel Rodríguez
Director de la Cámara Petrolera de Venezuela
En la segunda mitad del siglo XX, la ciencia y la economía dieron un gran salto con la irrupción de las computadoras y luego con el del internet, el software, los dispositivos móviles, la robótica y la electrónica. En este siglo, asistimos a la 4ta revolución industrial (Industria 4.0), aunque para algunos ya estamos en presencia de la 5ta revolución tecnológica (Industria 5.0). Los avances en inteligencia artificial (IA), en cibernética y la fusión de las tecnologías de información y comunicación virtual han quebrado la dicotomía hombre-máquina, suprimiendo las fronteras entre lo físico, lo digital y lo biológico.
Las innovaciones tecnológicas de cuarta y quinta generación han aumentado el potencial humano para resolver muchos de los problemas causados por el Covid-19, con herramientas y aplicaciones para: consulta, diagnóstico y monitoreo a problemas de salud por Covid-19 u otras causas; aprendizaje y formación a distancia; aseguramiento de la logística y suministro de mercancías; prestación de servicios a través del teletrabajo; acceso a expresiones culturales y artísticas, así como para posibilitar e innovar el emprendimiento y desarrollo de muchas actividades productivas. En conjunto, todo ello ha permitido superar el estancamiento inicial y mantener a flote la economía mundial, demostrando la sociedad una buena capacidad de resiliencia.
Respondiendo a la situación emergente, las empresas han adoptado nuevas estrategias y formas de organización, cambiando rápidamente sus procesos y cultura para continuar su actividad. Apoyadas en la tecnología y mediante la cooperación entre empresas, individuos y gobiernos han optado por “trabajar y vivir de manera diferente” (teletrabajo). De crear valor para los accionistas (Shareholders), el nuevo paradigma es crear valor a los diferentes grupos y personas que influyen en la empresa (Stakeholders).
El sector de la energía, como el resto de la industria, va de la mano con la innovación tecnológica. La tendencia es hacia una masiva aplicación de tecnología digital para conectar miles de millones de objetos que generen una enorme cantidad de datos que puedan ser utilizados por múltiples usuarios (inteligencia artificial, internet de las cosas, Big Data, 5G, machine learning, blockchain, ciencia de los datos, data analytics).
La Industria 5.0 acentúa la colaboración máquinas-humanos para mejorar la productividad y la eficiencia. Proporcionar servicios eficientes y ahorradores de recursos necesita esencialmente de la cooperación remota e información fluida en tiempo real. Este escenario colaborativo sin precedentes podría desencadenar cambios más profundos en el desarrollo tecnológico. Las necesidades post-coronavirus podrían acelerar el uso compartido de recursos, datos y soluciones, dando lugar a nuevas e innovadoras infraestructuras. “Estamos viendo el mayor momento de la humanidad en cuanto a trabajo colaborativo”, afirma Carlos Kuchkovsky, responsable de Investigación y Patentes en BBVA. Desde su perspectiva, los esfuerzos colaborativos que están surgiendo con la crisis podrían ser un catalizador para impulsar la adopción de soluciones tecnológicas que, hasta ahora, habían sido frenadas.
Se afirma que en las próximas dos décadas se dará solución a mayor número de problemas que en los dos últimos siglos. No obstante, si bien la tecnología posibilita la conectividad y el flujo de información en magnitudes hasta hace poco inimaginables, haciendo indiscutible “la aldea global”, no está al alcance de todas las naciones, por lo que la consecución de una sociedad mundial inclusiva e igualitaria sigue estando distante.
En la Cámara Petrolera de Venezuela estamos motivados y continuamos trabajando con amplio espíritu colaborativo para presentarle al sector público propuestas específicas viables que generen el mayor impacto posible en la recuperación económica y en el bienestar del tejido social. Nos planteamos maximizar los recursos disponibles y transformar una economía de extracción en una autosustentable, generadora de valor transversal en toda la estructura, especialmente en la creación de empleo, encadenamiento productivo, actualización tecnológica e impulso de las capacidades locales.
Nuestra experiencia, trayectoria y compromiso nos capacitan para asumir los retos que supone repotenciar el negocio de las energías tradicionales y explorar nuevas oportunidades de negocio en energías alternativas para apuntalar el desarrollo con sostenibilidad de nuestro país. Para lograrlo debemos actuar todos, innovar en la manera de hacer las cosas y unir esfuerzos.
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